lunes, 31 de octubre de 2011

Desde que estoy sordo caigo mejor a la gente.

           Siempre he vivido en las nubes, o mejor dicho, en mis nubes. Nunca he ocultado que sueño despierto, y a veces desconecto por un tiempo que para mí puede ser un instante y para la gente que me acompaña minutos.
Afortunadamente, cuento con excelentes amigos que no se enfadan conmigo por ésto, ni cuando no les saludo por la calle porque voy ensimismado en mis cosas, pues saben que les adoro…
Me cuesta también mucho esfuerzo prestar atención a cualquier conversación normal pues mis pensamientos, muchos y variados, van muy deprisa, y se atropellan en mi cabeza mientras me hablan.
Consciente de estos problemas de comunicación, intento usar técnicas de escucha activa desde hace años, y resulta paradójico que ahora que creo que llego a tener un nivel aceptable escuchando me estoy quedando sordo., También es posible que me hayáis visto en alguno de los múltiples actos sociales a los que me ha tocado asistir, un poco apartado sujetando una copa por el tallo y mirando al infinito.
Sin embargo sordo y todo, en estos actos creo que cada vez caigo mejor a los desconocidos con los que me encuentro y muchas veces comparto mesa. Supongo que me voy dando cuenta de que aunque sin oír, asintiendo y llamando al resto de comensales por su nombre, me voy apañando. Lógicamente, cuanto menos oigo menos hablo, y en esos casos hablo sólo del contexto que le interesa a mi interlocutor, mostrando interés sincero…
Espero volver a oír pronto, pero reconozco que la ausencia de unas habilidades me está sirviendo para potenciar otras que os animo a practicar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario