Aunque suelo ver poco la tele, reconozco que no me desagradan una serie de canales que están proliferando e incluyen una variada programación de documentales de todo tipo.
Por esa faceta mía de cocinero (o repostero) frustrado, los que más me gustan son los de cocina, pero también hay algunos vinculados al mundo de la construcción que no están nada mal.
En estos últimos no es nada extraño contemplar tanto el desarrollo de grandes infraestructuras (en las que por cierto, las empresas españolas destacan a nivel mundial), como visitar casas de ensueño con un entorno, diseño y materiales tan sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
Os comento esto porque estos programas (con ciertos matices, cómo no) me parecen una buen manera de acercar mi sector al gran público, a falta de esas series tan surrealistas de otras profesiones como puedan ser las de hospitales o bufetes de abogados.
Cómo os podréis imaginar si habéis visto alguno, la casuística al abordar la construcción de un proyecto singular es elevada, pues pueden aparecer todo tipo de condicionantes que se alejen de lo habitual, en tanto su diseño, los materiales o usos tengan una componente innovadora.
Fue en los años previos a la crisis cuando planificando construir uno de estos últimos comentaba con el arquitecto:
-‘La verdad es que tu diseño es genial. Qué pena no tener más presupuesto para hacerlo más espectacular.’
-‘No te creas. Muchas veces nos escudamos en el dinero como excusa. Tener dinero ilimitado no necesariamente daría los mejores proyectos. Anularía parte del ingenio, la creatividad.’
La verdad es que no me dijo nada nuevo, pero a lo largo de los meses siguientes tuve la oportunidad de participar en el proceso creativo del aquel proyecto poniendo en práctica esta premisa, y os puedo decir que con verdadera voluntad de colaboración, eliminando prejuicios, y perdiendo el miedo a equivocarse se pueden hacer realidad grandes proyectos tanto profesionales en esta caso particular, como también personales en general.
Y es que últimamente se comenta en muchos ámbitos que hacen falta nuevas ideas que nos saquen de la crisis, y me apena que a diferencia de otros países, en el nuestro apenas se forme a profesionales en la rama técnica de la creatividad, ni en la universidad ni en la empresa privada.
Y es que además del famosísimo ‘Brainstorming.’ existen multitud de técnicas de creatividad (como puedan ser SCAMPER, la Sinéctica, Reversal, Seis Sombreros, los Mapas Mentales, etc), que pueden ser de tremenda utilidad en la generación de nuevas soluciones a nuevos problemas, cuando nuestra experiencia en resolución de problemas anteriores se nos queda escasa…
Así que, si de la misma manera que nos parece natural que alguien que dibuja bien perfeccione su técnica en clases de pintura o estudiando bellas Artes, o que un buen cocinero pase por una escuela de hostelería...
¿Creemos que otra vez la célebre inventiva española por si sola nos sacará de ésta?