domingo, 26 de febrero de 2012

'Ingenieros: Reinventando el puzle.'

Resulta que este año además de acabarse el mundo como proclama una importante campaña turística mejicana, se cumplen diez años de que acabé mi carrera en un contexto laboral vinculado al sector de la construcción tremendamente diferente al actual, como todos sabéis.
En este contexto, aunque es prácticamente imposible reflexionar sobre esta primera década de experiencia laboral, sin la influencia de esta gran crisis, como a cualquier hijo de vecino, los números redondos según nuestro sistema decimal, siempre dan que pensar.

¿Qué fue de aquella ingente cantidad de sistemas de dibujo técnico, sofisticadas ecuaciones, curvas de complejas geometrías y numerosas clases y tardes de laboratorio?


             
              Pues la verdad, es que me gustaría pensar que conservo las ideas generales de la mayoría de las materias, y supongo que no me sería difícil recordar alguna de ellas si la necesitara de manera específica…. Ojalá, pues en parte significaría que alguna rama de mi sector se está reactivando.
 Pero lo verdaderamente importante que creo que aprendí, es a dividir cualquier problema en varios más simples, intentar solucionarlos en función del tiempo y de la información que tenga en cada momento, para finalmente intentar abordar el problema general como si de un puzle se tratara, encajando las soluciones parciales de los problemas más pequeños.
¿Fácil?..... Puede, pero no hay que olvidar que, como en cualquier aspecto de la vida, lo primero que hay que hacer es identificar el problema o necesidad a satisfacer, para luego poder identificar los factores importantes por los que se ve influido….
Para todo los demás…; en ingeniería están los fantásticos ordenadores y en la vida están la ilusión, constancia y sentido común, de los que con frecuencia hablo en este blog.
Así que con esta forma de ser tan nuestra, frecuentemente tildados de cuadriculados y metódicos hasta el absurdo a veces, nos toca prepararnos para un futuro para el que no nos educaron, bien resolviendo puzles nuevos o quizás marchando con el puzle a otra parte….

lunes, 20 de febrero de 2012

'De raticos frente al espejo y la atención que no me prestas.'

‘‘Buenas tardes, soy Santiago Paredes, y como le ha adelantado mi compañera B. les voy a desarrollar el aspecto blablá de nuestro proyecto blablá…….
Como pueden ver ese porcentaje bla  va aumentando bla …..
Bla…. Bla…..
Ya finalizando, en base a todo lo explicado bla bla…..
Muchas gracias.’’
            Afortunadamente para mí, el espejo de mi salón no bosteza, porque me tocó ensayar la exposición de mi proyecto fin de máster alguna que otra vez.
            Lo primero que perseguí además de atemperar el miedo escénico, era la coherencia de la exposición, para posteriormente intentar que entrara en el tiempo marcado para cada una de las intervenciones tanto mía como de mis compañeros.     
            No sería hasta entonces, casi treinta años después de mi escolarización, cuando al hacer estos estudios de postgrado me daría cuenta de que había invertido dos décadas de mi vida en formarme bajo un sistema educativo que, si bien tenía una importante carga de contenidos, apenas se había ocupado de formarme para transmitirlos de una manera sintética, ordenada y entendible.
            Resulta que la gente tiene la ‘mala costumbre’ de recibir de tí la información que previamente le hayas transmitido, o mejor dicho, de la que hayas transmitido, la que le parezca además de entendible, medianamente más interesante que echar una cabezadita, o pensar en la lista de la compra que tiene que hacer cuando termines.
Por todo esto que os comento, me faltó aplaudir ayer cuando recién desayunado salí por la playa a dar mi habitual paseo dominical con el programa de la Gemio en la radio.
Estaba la famosa locutora entrevistando a Manuel Campo Vidal con motivo de su último libro, que se titulaba precisamente “¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?”, ocasión que el veterano periodista aprovechaba para desgranar una a una cantidad de interesantes ideas que suscribo en su conjunto, como que en general es tan importante o más saber vender que lo que vendemos, haciendo alusión directa al título de su obra. Algo que por otra parte se antoja fundamental para los tiempos venideros de creciente internacionalización de trabajadores y empresas españolas en el marco de la actual crisis.
Me despido con la esperanza en la improbable incorporación a todos los niveles educativos de unos contenidos mínimos de oratoria.
Entretanto, los gerentes de los bares de copas se frotan las manos…


Un abrazo.
Santi.

lunes, 13 de febrero de 2012

‘A mí tampoco me persiguen bajo la lluvia.’

            O al menos aquella noche de mayo de hace infinidad de años no llovía….
Recordando el nombre de cierto grupo de facebook y ante la esperada celebración para floristerías y dependientes de las plantas bajas de ciertos grandes almacenes de la festividad del desgraciado mártir San Valentín, aunque mi timidez patológica y mi prolongada soltería (los profesionales del  marketing prefieren llamarme single) me impiden hablar de relaciones en este blog, sí que me gustaría compartir con vosotros mi afición por el cine en general, incluyendo en este caso también el romántico.
Como todos sabéis, a nivel comercial generalmente se trata de comedias que bajo rasgos comunes para cada nacionalidad, suelen mantiener una estructura más o menos fija, con cierto toque de surrealismo, aunque eso sí con unos niveles de calidad artística muy variables.
De cualquier manera, muchas veces interesado por el título en particular, y otras simplemente por pasar el rato, he tenido la oportunidad de asistir a las salas a ver gran parte de los estrenos de este género durante las dos últimas décadas.
Y tengo que decir también que aunque la mayoría de las veces acudo solo, últimamente recurro con cierta frecuencia a las nuevas tecnologías para intentar coordinarme con un simpático grupete de amigas con las que comparto esta afición (aunque no coincidamos tanto en nuestras preferencias por los tipos de finales) y posteriores comentarios en redes sociales varias…
Sin ánimo de extenderme más me gustaría citar algunas de mis escenas favoritas de las pelis recientes de éste género, con la esperanza de que hayáis visto alguna, en incluso si os apetece las comentéis:
·         La escena del taxi de ‘Antes del atardecer.
·         La escena de la azotea de ‘Amor a quemarropa.’
·         La declaración con un cuaderno al personaje de Keira Knightley en ‘Love actually.’
·         La declaración de amor inicial del personaje de Paz Vega en ‘Lucía y el sexo.’
·         El desayuno de ‘Habitación en Roma.’
·         Las cerillas de ‘Como agua para chocolate.’
Y ya para finalizar aquí os dejo otros títulos con importantes tramas muy emotivas algo menos comerciales en algunos casos, o con una estructura poco convencional en otros:
·        ' ¡Olvídate de mí!'
·        ' Mifune.'
·        ' Una relación privada.'
·        ' Leaving las Vegas.'
·        ' Lost in translation.'
·         'El mismo amor, la misma lluvia.'
Feliz San Valentín!

lunes, 6 de febrero de 2012

'Recuerdos borrados a golpe de reformas.'

-Luis se jubila en dos días, en el turno de la cena, te lo digo por si te apetece llamarle.
            Las conversaciones telefónicas con Bosmans tienen ese algo especial que sólo se reconoce en aquellas llamadas a verdaderos amigos, espaciadas cada muchos meses o años incluso para luego hablar mucho sin apenas decir nada, pues en el fondo basta con saber que el otro sigue bien, con ese punto melancólico que pueda tener el cine argentino a veces, y quizás algunos anuncios de móviles cuando se ponen en plan trascendente. Vosotros me entendéis.
            Pero aquel día hace ya siete u ocho años, sí tenía algo que decirme, aunque yo ya había dejado el Colegio Mayor dos o tres años antes por aquel entonces, que el más entrañable de nuestros conserjes se retirara después de vete a saber cuantas décadas (y desde luego mis seis cursos de estancia), merecía por los menos una llamada de los que más le apreciábamos.
            Dicen que la realidad supera a la ficción y la verdad es que las anécdotas y peripecias vividas en aquella etapa de mi vida mejoran con creces  cualquier guión de temática universitaria. Al menos eso pensamos la media docena de antiguos colegiales que nos volvimos a reunir este pasado sábado en Madrid, en mi caso una década después.
            La comida fue genial como os podréis imaginar, era como si el tiempo no hubiera pasado, ni en el trato ni en nuestro aspecto (nos consolamos pensando esto último), y como era de esperar, contamos cantidad de batallitas que vinieron a completar nuestra memoria colectiva. Acabamos de comer, tomamos el café y alguien propuso visitarlo de nuevo. Me debatí entre deseos encontrados y al final acepté, pues  sabía que hacía dos años había sido sometido a una reforma integral que sólo conservaba su fachada.
            Estoy seguro que sus actuales prestaciones multiplican con creces las que yo disfruté, pero la memoria es traicionera y se resiste a sustituir de golpe aquel marco de sus recuerdos.
Durante seis años viví en un lugar con costumbres y mobiliario de los años setenta, recibí cartas y postales en casilleros de madera, fui avisado por megafonía de llamadas telefónicas al número fijo del colegio, conviví con su personal, conocí a grandes amigos, conversé, disfruté, estudié, alboroté, reí, lloré y  a pesar de todo fui muy feliz…
De alguna manera, mi llamada de despedida a Luis años antes, fue mi despedida del Colegio, pues cuando volví ocho años después a cruzar sus puertas ( que ni siquiera estaban al mismo nivel para acceder), sentí que gran parte de mi vida se había esfumado a golpe de reformas.
Tan lejos, tan cerca…
           
Este post va para mis compañeros de aquellos años (1996-2002).