domingo, 9 de octubre de 2011

‘‘Carreteras secundarias. La entrañable boda segoviana de Marta y Miguel.’’

(Publicado en facebook 9/07/2010)

No os descubro nada nuevo a ninguno de vosotros, si os digo que a veinte minutos, de cualquier salida de autovía y previo paso por las correspondientes carreteras secundarias, este país de contrastes en el que vivimos, alberga lugares maravillosos que merecen ser visitados.

En concreto, este fin de semana pasado, Marta y Miguel, con motivo de su enlace, regalaron a unos cuantos afortunados, la posibilidad de visitar Sepúlveda y sus alrededores……..

Haciendo honor al carácter reposado y tranquilo que la mayoría de sus amigos de la carrera tenemos, decidimos quedar la noche antes en un hotel de Sepúlveda (Vado del Duratón), cuyos dueños serían los mísmos que al día siguiente nos servirían el banquete.

Si no conocéis Sepúlveda, os sitúo, preciosos pueblo castellano de piedra y teja, con estrechas calles empedradas e irregulares, la mayoría en rampa., y por supuesto eso sí, con una precisa plaza mayor central, con sus tiendas de productos tradicionales, y varios bares con terrazas, en definitiva, idílico.

¿El hotel?, pues …… ‘con encanto’, que si, sin coñas, pequeño, coqueto, y con excelentes vistas panorámicas……

Yo llegué el primero, al haberme tomado el día libre para llegar en coche (muy importante para que no se arrugara el traje, faltaría……), y para mi sorpresa, pronto llegarían el novio con su encantadora madre al hotel:

-Miguel¡¡¡ Enhorabuena ¿cómo estás? ¿nervioso?
-Mmmmm (pausa de tres segundos, mirada seria y gesto dubitativo) No se, Paraguay puede ser un rival difícil, ya veremos. Como en el restaurante no hay tele, supongo que después de la boda iremos a verlo a los bares del pueblo…

Poco a poco, y a lo largo de la tarde noche fue llegando la peña, algunos directamente a los bares de tapas, dónde cenamos, y en un acto de responsabilidad, que aún me sorprende, no recogimos temprano , y por una vez, sólo nos tomamos ‘n-3’ copas y cervezas, siendo ‘n’ las que nos tomamos habiatualmente cuando nos juntamos, y el novio, en un comportamiento impecable ‘n-4’ ( toma ya¡¡).

El sábado, ya desayunados y vestidos de boda, tras comprar unos paraguas, nos acercamos en coche de nuevo por carreteras secundarias e incluso caminos de tierra, a una de las celebraciones más pintorescas a las que he tenido la suerte de asistir.

Por una rampa de tierra completamente embarrada, desfilábamos a partes iguales, empapándonos por la lluvia con viento racheado, invitados y excursioncitas, y cómo no podía ser de otra manera, tuvimos nuestras charlas….

- Qué valor tiene los novios, anda que haceros venir así, ya os darán bien de comer…..
-Eso espero señora……
-Y dime joven ¿ por aquí suele hacer este tiempo?.
-No lo se señora, yo vengo de Murcia.
-¡¿ Y has venido de Murcia?!, Pues te estás poniendo perdido de barro el traje. Anda ven que te recoja los bajos del pantalón.

Y con lo bajos remangados como si fuera un pescador, más o menos un kilómetro después, llegué a la maravillosa Ermita de Frutos (s. XI).

Marta llegaría, un cuarto de hora más tarde, preciosa y cabreada a partes iguales……., y la boda fue íntima y entrañable, con escapadita de algunos guiada por su tío a los alrededores (me pareció bonito hasta el cementerio).

Tras la boda, para tranquilidad y sosiego de Marta, los paraguas para el temporal nos fueron de gran utilidad, para el solanero que nos cayó subiendo lo que con barro antes bajamos, y tanto se alegró la novia, que se pasó media boda bailando la jota ¿segoviana?.....

Tras la vuelta a Sepúlveda, entre fotos cañas y copas, disfrutamos de un excelente banquete, y posterior juerga, que sólo se interrumpiría para los más forofos para ver a ‘La Roja’ frente a Paraguay.

Después del partido….., pues algunos se cambiaron, y otros, de la misma guisa, quemamos la noche sepulvedana, hasta que nos echaron del último garito, ( supongo, porque esto último no lo recuerdo muy bien).

Y el domingo ya de vuelta, de nuevo agotado y encantado a partes iguales, con Gardel en la radio, muy a mi pesar (había hasta un concurso de pintura rápida en el pueblo), tuve que dejar las carreteras secundarias para volver a la autovía.

Un abrazo enorme, a novio, familia y amigos, por un fin de semana inolvidable.

Ermita de san Frutos.

Sepúlveda.

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