lunes, 7 de octubre de 2013

'' Viajar soñando: Jan Mayen.''


                Como os podréis imaginar los que me leéis por aquí aunque esporádicamente, en la lista de cosas que pienso cuando no pienso en nada, suelen abundar algunas ideas que chirrían en mi cabeza produciendo una atractiva mezcla de curiosidad y desconcierto, entre las que no faltan por ejemplo, temas como la aritmética celestial (mejor no preguntéis), la idea del infinito (me gusta particularmente el teorema del mono infinito), y pensar que si no hay quien observe o sienta sus efectos, es indiferente que las cosas ocurran o no.

                 Esto último me interesa bastante, y me fascina por ejemplo, que Neptuno fuera descubierto prediciendo previamente su posición en base a los cálculos efectuados tomando como partida las perturbaciones que producía sobre la órbita del último planeta del Sistema Solar conocido hasta la época, Urano. 

Así, hoy día, de la misma manera  podemos percibir como mucho más próximos (de lo que geográficamente están)  los lugares y sucesos de los que tenemos frecuentes noticias, y por el contrario, vivir toda la vida sin tener evidencia de emplazamientos y acontecimientos, que aun siendo más cercanos,  apenas generan impacto mediático y por tanto efectos, sobre nuestras vidas.

En este sentido, además de crear un entorno colaborativo descentralizado a nivel mundial sin precedentes en la historia, esa enorme ventana al mundo que es internet nos permite acceder en un viaje virtual a la historia, geografía física, fauna, flora y variables sociológicas de casi cualquier punto del planeta, que de otra manera tal vez pasaría completamente inadvertido.

Ejemplificando este hecho, quería compartir con vosotros lo apasionante que puede ser descubrir lugares, incluso casualmente, navegando por la red. Supongo que sería porque estoy incubando una febril pasión por el mundo ártico a raíz de mi reciente visita a  Islandia, que  la semana pasada me apetecía recorrer sobre fotografías por satélite la costa groenlandesa en busca de las localizaciones para mi posible viaje en kayak el próximo verano.  En pleno jugueteo con los distintos niveles de acercamiento, encontré una manchita muy pequeña a la derecha que, tras acercar convenientemente, resultó tener denominación: Jan Mayen.
 
Situación de Jan Mayen en el océano Atlántico Norte. ( fuente: Wikipedia - Emmanuel Boutet)
 
Me encantaron la posición y el nombre, y a cuenta del excedente de tiempo que tengo en mi vida por no gustarme el fútbol, dediqué un ratico a investigar, descubriendo un lugar inesperado, que sin ser el más alejado habitado del planeta ( ya puestos descubriría minutos después que es Edimburgo de los Siete Mares, en la isla de Tristán de Acuña), ni el más frío, me pareció apasionante, casi mágico, conforme iba descubriendo más detalles.

Os resumo brevemente: la isla, descubierta (con certeza) por balleneros holandeses e ingleses en el s.XVII y perteneciente a Noruega, es volcánica y tiene 377 km² de superficie, una longitud de 53,6 kilómetros, una anchura máxima de 15,8 kilómetros, y se sitúa  en una ubicación intermedia entre Groenlandia (500 km), Islandia (550 km) y Noruega (950 km). Su punto más alto es el volcán  Beerenberg ( 2.277 m), que culmina una región de la isla cubierta  de hielo,  suponiendo un tercio de su área. Por otra parte, sus 124 km de costa, están compuestos por acantilados fundamentalmente, sin muelle o puerto alguno.
  
Topografía de Jan Mayen ( fuente: Wikipedia - Rémih )

            Actualmente tiene un población estable de 18 personas, 14 de las cuales trabajan en una base de comunicaciones de largo alcance, y las 4 restantes en una estación de servicios meteorológicos, viviendo todos juntos en el asentamiento de Olonkinbyen.  Lógicamente y como podréis imaginar suelen estar por estancias limitadas y hasta podéis ver las orlas con las fotografías y los puestos desempeñados de los enviados de los últimos años en la página oficial de la isla, y ya puestos la sala de estar, la cocina y las distintas dependencias del asentamiento.

Para los más aventureros, os diré que no hay rutas regulares para visitarla, que en cualquier caso ha de ser en barco (tiene un pequeño aeropuerto sin pavimentar, pero es de uso militar) y que si ya antes de 2010 era complicado por tener que obtener permiso expreso del gobierno noruego, con posterioridad a esta fecha lo es más aún por ser en su integridad declarada espacio natural protegido.

No obstante y como podréis intuir, lejos de ser un impedimento, esto aumenta su atractivo para los pocos aventureros que la visitan dentro de  fantásticas y emocionantes expediciones (como la que tendrá lugar en Junio de 2014 desde Islandia) pues la isla, aun sin mamíferos terrestres y con tundra por vegetación, alberga unos bellísimos parajes prácticamente inalterados cuyas magníficas fotografías han querido compartir en la red sus visitantes ( así como el Instituto Polar Noruego) y que os animo a buscar si  estáis como yo dispuestos a viajar soñando o a soñar viajando, como prefiráis.

Tan lejos, tan cerca….
               

2 comentarios:

  1. Santiago, tu si que eres una isla. Y yo que tenía perdida la fe en la raza.

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