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‘Os veo muy tranquilos y eso que
muy pronto va a cambiar vuestra vida.’
Quedamos en escribirnos si se
cumplían, y consciente de que los frutos de nuestros desvelos llevan su propio
ritmo para completarse cuando lo hacen, desde el par de semanas que han transcurrido
tras mi regreso de la tierra de fuego y hielo, intento volver a mi rutina, no
sin cierta nostalgia de tanta belleza acumulada en mis retinas durante los seis
días que recorrí entre risas, asombros y deleites compartidos, el sur de Islandia en furgoneta en compañía
de otros seis excelentes compañeros de viaje recién conocidos, más la
inigualable narradora de historias y mitos.
Durante aquellos días, comenzaríamos
la ruta en la capital Reykjavík, llegando hasta Hornafjörður por una carretera
nº 1 mágicamente desierta que circunvala la isla, para volver por el interior
visitando tierras altas (con algunas de las rutas de senderismo más bellas del
planeta) atravesando ríos y a través de pistas solamente transitables en verano.
Además y aunque poco cómodo a veces, tuvo cierto encanto dormir cada día en
un hostal o albergue distinto con el
valor añadido de echar una mano como pinches a nuestra también excelente
cocinera-guía preparando cenas, alguna de las cuales tuvimos que iluminar con
velas.
Con este viaje he cumplido uno
de mis sueños, y de la misma manera que
de pequeño me gustaba vencer mis miedos corriendo a oscuras por el que entonces se me antojaba largo
pasilllo de mi hogar familiar, es ahora cuando tras la zozobra inicial me
animo a contratar viajes solo por Europa, y al poco de llegar y conocer a mis
cada vez nuevos compañeros, me siento muy afortunado, alegre de haberme decidido, y enseguida percibo tras el
primer café o la primera cerveza, verdadera afinidad, una cierta calidez, algo
parecido a la amistad….
P.D.
Gracias Asun de nuevo por las fotos.
P.P.D. El año que viene..... ¡Groenlandia!
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