Teniendo el tiempo como recurso escaso,
intento cumplir la norma autoimpuesta de intentar en mis ratos libres hacer
sólo las cosas que puedo disfrutar con la tranquilidad requerida.
Es
por ello que son bastante infrecuentes los días en los que dentro de las horas
libres del mediodía abandono mi despacho con vistas al río Segura, y lo cruzo con
algún buen compañero y amigo para comer relajadamente por algún lugar céntrico de
Murcia y si sobra algo de tiempo ir a ver libros y discos en unos conocidos
grandes almacenes.
Inesperadamente hoy dentro de una incorporación posvacacional más tranquila de lo esperado ha sido uno de esos días que ocurren cada dos o tres meses. Así, tras un agradable almuerzo, me he acercado al conocido centro con un compañero a ver entre otras cosas esos paquetes que ofrecen un variado número de experiencias a elegir.
Me
han sorprendido tanto el número de marcas comerciales, como la gran cantidad de
referencias de producto. No he podido dejar de imaginar a su consumidor final intentando
elegir, ya fuera solo o en pareja, entre la enorme cantidad de vivencias
enlatadas que incluso sólo uno de los paquetes puede ofrecer en potencia, ya
fueran aventuras, experiencias gastronómicas, turísticas o de spa.
Desconozco
si se venden mucho dichos paquetes, o si las vivencias así elegidas resultan
más caras que siendo reservadas de forma convencional, pero no he podido dejar
de pensar que de la misma manera que con fotografías, vídeos o libros regalamos
pasado, con otros muchos objetos tal vez presente, lo bonito de estos paquetes
es que regalamos ilusión por tener que elegir como paso previo, y en esencia
entregamos felicidad futura.
Y
sobre todo me planteo si no habrán encontrado los creadores del producto una
forma de hacernos recordar una capacidad muy nuestra que nunca nos ha abandonado….
¿Nos estarán vendiendo tal vez
la pluma mágica de Dumbo?
P.D. Gracias Asun por la foto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario