lunes, 5 de marzo de 2012

'De clases de física y canciones de Serrat.'

En mi afán por intentar situarme en este mundo, alguna vez ya he comentado por aquí mi pasión por las escalas, aunque  no es la única, pues  de la misma manera que ayuda mucho comparar unas cosas con otras para apreciar si son muy grandes, pequeñas, rápidas o increíblemente lentas, también ayuda saber si sus propiedades les son intrínsecas o por el contrario dependen de quién las observe…
Los científicos, que saben mucho de ésto, ponen como ejemplo de lo primero la masa de los cuerpos, y de lo segundo su velocidad….; o algo así me deberían de explicar en mis felicísimos años de instituto….
Así que, como no hay teoría sin su práctica, con el ánimo de comprobar el hecho de que mi masa no varía dependiendo de las veces que me pese, hace unos tres años decidí hacerlo una vez al año, y la verdad, como cualquier españolito medio sigo engordando y adelgazando cuando toca, pero sin un peso que me estrese, soy mucho más feliz…
En referencia a la velocidad, se comprueba fácilmente que el tiempo no trascurre igual desde los dos lados de la puerta del cuarto de baño.
Pero si hay algo que me maravilla son los sistemas de numeración, y en particular que hayamos adoptado de manera general el decimal aún no siendo el más práctico, por la simple y llana razón de que tenemos diez dedos en nuestras manos.
Por eso mismo me hace cierta gracia que influyan sobre nuestras vidas acontecimientos por el simple hecho de ser múltiplo entero en este sistema, de manera que circunstancias como la crisis de los cuarenta se darían en momentos muy diferentes de nuestras vidas si tuviéramos un número distinto de dedos o nuestro querido planeta se volviera vaguete y tardara más tiempo en completar una vuelta completa alrededor de ese solecico que tanto nos gusta…
Como tengo la suerte de tener amigos listísimos, conscientes de este pequeño rollo que os he soltado y mi poca afición a los números ‘redondos’, ayer a mediodía, a traición y con premeditación y alevosía, se dispusieron a realizar una invasión pacífica de mi casa al más puro estilo surrealista de ‘Amanece que no es poco.’, pertrechados con globos, regalos, y comida y bebida como si no hubiera mañana para celebrar mi ‘No cumpleaños.’


Y es que amigos míos, ayer cumplía exactamente treinta y tres años, siete meses y cinco días, y estando rodeado de los tuyos sin duda fue un gran día….

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