lunes, 20 de febrero de 2012

'De raticos frente al espejo y la atención que no me prestas.'

‘‘Buenas tardes, soy Santiago Paredes, y como le ha adelantado mi compañera B. les voy a desarrollar el aspecto blablá de nuestro proyecto blablá…….
Como pueden ver ese porcentaje bla  va aumentando bla …..
Bla…. Bla…..
Ya finalizando, en base a todo lo explicado bla bla…..
Muchas gracias.’’
            Afortunadamente para mí, el espejo de mi salón no bosteza, porque me tocó ensayar la exposición de mi proyecto fin de máster alguna que otra vez.
            Lo primero que perseguí además de atemperar el miedo escénico, era la coherencia de la exposición, para posteriormente intentar que entrara en el tiempo marcado para cada una de las intervenciones tanto mía como de mis compañeros.     
            No sería hasta entonces, casi treinta años después de mi escolarización, cuando al hacer estos estudios de postgrado me daría cuenta de que había invertido dos décadas de mi vida en formarme bajo un sistema educativo que, si bien tenía una importante carga de contenidos, apenas se había ocupado de formarme para transmitirlos de una manera sintética, ordenada y entendible.
            Resulta que la gente tiene la ‘mala costumbre’ de recibir de tí la información que previamente le hayas transmitido, o mejor dicho, de la que hayas transmitido, la que le parezca además de entendible, medianamente más interesante que echar una cabezadita, o pensar en la lista de la compra que tiene que hacer cuando termines.
Por todo esto que os comento, me faltó aplaudir ayer cuando recién desayunado salí por la playa a dar mi habitual paseo dominical con el programa de la Gemio en la radio.
Estaba la famosa locutora entrevistando a Manuel Campo Vidal con motivo de su último libro, que se titulaba precisamente “¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?”, ocasión que el veterano periodista aprovechaba para desgranar una a una cantidad de interesantes ideas que suscribo en su conjunto, como que en general es tan importante o más saber vender que lo que vendemos, haciendo alusión directa al título de su obra. Algo que por otra parte se antoja fundamental para los tiempos venideros de creciente internacionalización de trabajadores y empresas españolas en el marco de la actual crisis.
Me despido con la esperanza en la improbable incorporación a todos los niveles educativos de unos contenidos mínimos de oratoria.
Entretanto, los gerentes de los bares de copas se frotan las manos…


Un abrazo.
Santi.

2 comentarios:

  1. Buen post. Comunicar es una de las cosas más difíciles a las que me he enfrentado. Y no siempre he salido bien parado.

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  2. Hombre, solemos ser nuestros perores jueces.
    Aunque sí es cierto que como pasa en cualquier actividad,cocina, ciencias, etc, hay gente que tiene unas cualidades innnatas, algo que también pude comprobar con algunos de mis compañeros; y al resto de los mortales, nos toca planificar, ensayar, medir tiempos, y sobre todo liberarnos de los prejuicios que sobre el público tenemos...

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