Serán rarezas mías, no sé, pero
nunca me ha gustado regalar flores cortadas. Imagino que estoy entregando belleza
sin vida, bien conservada, pero inerte al fin. Prefiero entregarlas en su
maceta, dejando su destino a la
dedicación y lo acertado de los cuidados de su nuevo poseedor.
Sintiendo especial predilección
por ellas, aún esperando ser sorprendido por otra especie, ayer prácticamente
sabía de antemano al cruzar la puerta de la floristería que acabaría comprando
orquídeas.
Habiendo entrado poco antes de
las dos de la tarde, fui el último cliente de la semana en un local prácticamente
vacío, a excepción de la joven dependienta junto al mostrador y un señor mayor acomodado
en un banco modelo romántico situado enfrente.
Acudió enseguida a atenderme la
chica, y tras aclararle que quería una
maceta con flores no tardó en enseñarme varias, entre ellas las orquídeas con
especial entusiasmo. Sin pensarlo mucho, elegí una con dos ejemplares plagados
de flores malvas.
Me acerqué tranquilamente a
pagar al mostrador y el señor desde el banco, tras preguntar a la que
resultó ser su hija por los colores del papel de regalo del envoltorio del regalo que con tanto
entusiasmo estaba componiendo, me comentó:
-
Las orquídeas son las flores
estrella en los últimos años, han desbancado a todas las demás. Llevo veinticinco
años en la floricultura y ahora son las flores más pedidas.
-
Mmm, no sé, lo desconocía. Son
bonitas, me gustan en general desde hace años. También sé que hay variedades
como las azules.
-
Sí, las azules, las traemos por
encargo, pero no nos gusta venderlas. Son muy caras y además tintadas
artificialmente, por lo cual estamos vendiendo una planta envenenada, enferma,
y se lo advertimos a los clientes…. ¿Tienes cinco minutos?
- Mmmm sí bueno (dudé, pero en
cualquier caso, su hija seguía aplicadísima haciendo superposiciones de papeles
decorativos, film transparente, un lazo…).
-
Hace veinticinco o treinta años,
cuando los sueldos eran de treinta mil pesetas, las orquídeas se vendían por
unidad de flor y valían seis mil pesetas. En aquella época se reproducían a
partir de la división del tallo. Ahora, con el cultivo in vitro, han bajado
muchísimo de precio y son las flores más vendidas. Pero supongo que en poco
tiempo, un año y medio quizás, aparecerá otra especie que la sustituya…..
- Eso pasa con todo, siempre aparecen
nuevos productos (la hija a punto de acabar sonreía oyendo la conversación).
Rebosante de nuevos conocimientos
sobre la especie, ya dispuesto a pagar, me preguntó el señor que si conocía los
cuidados. Ante cuatro ojos pendientes
de mi respuesta, sabía que los segundos jugaban en mi contra, como así fue…
Comenzaron a explicarme entre
ambos y quitándose de una manera absolutamente
entrañable la palabra para asegurarse de que por nada del mundo saliera yo de
la tienda sin conocer los cuidados básicos de aquellas plantas de las que con
tanta admiración me hablaban. Entre perplejo y por qué no decirlo, algo
estresado, llegué a dudar entre darme
rápidamente por enterado o reconocer sinceramente que me estaban confundiendo
con tanto entusiasmo y sobredosis de información. Conmovido por semejante amor a su
profesión, elegí lo segundo….
Con la noción del tiempo perdida
hacía bastante, finalmente crucé la puerta abrumado por la responsabilidad de
transmitir correctamente todo lo que me habían dicho.
Sólo tenía ganas de llegar al
coche cuando me sorprendió una fuerte ventolera que a punto estuvo de destrozar
mis preciosas flores.
Tras haber ensayado todos los
ángulos posibles de avance haciendo yo de parapeto de mi maceta, no pude evitar
a mitad de acera girarme de nuevo hacia la tienda.
A unos veinte metros, la chica
me observaba a través de la puerta de cristal.
Lo sabía…
Me imagino que algo de "te ha pasado" tendrá esta entrada querido Santiago.
ResponderEliminarY como siempre me ha gustado mucho.
Desprende amor por la cosas bien hechas. Y amor por la gente que disfruta de todas esas cosas.
Has dado con la clave amigo Pepe, adoro a la gente que ama su trabajo. Alguien así no peude ser malo.
ResponderEliminarDicen los que son mayores que madurar consiste en pasar de hacer lo que amas a amar lo que haces.
Me estaré haciendo viejo querido amigo.
Una brazo y gracias siempre por leerme.