sábado, 2 de noviembre de 2013

'De butacas solitarias.'


             Dos décadas acaban de cumplir un par de películas completamente diferentes como son ‘Amor a quemarropa.’ y ‘El último gran héroe.’ , pero que parten de una trama común, y es que ambas comienzan con el protagonista yendo al cine solo. No pude verlas en su estreno, pero incluso en casa, reconozco que,  aun sin haberlo experimentado todavía, la idea de visionar pelis solo en las salas, me parecía algo extraño y atractivo a la vez.

Era mi época de instituto en Torre Pacheco y ya entonces enamorado de la gran pantalla, sin carnet de conducir y con la paga semanal como únicos ingresos, tenía ciertas dificultades para trasladarme a las salas de Cartagena con la frecuencia que hubiera deseado.

Como la todos vosotros que me leéis, muchos giros argumentales de todo tipo ha dado mi vida desde entonces, y en los últimos años pienso bastante en los peculiares ingleses y de  si sabrán mucho de soledad, por lo acertado de distinguir entre los adjetivos ‘lonely’ y ‘alone’, siendo el primero aplicable a un estado voluntario, buscado; y el segundo, de alguna manera impuesto, o sobrevenido. Y es que mi vida ha oscilado en los últimos años al ritmo de un  péndulo caprichoso y escurridizo entre ambos, como resortes de un muelle imaginario que me atrae hacia uno cuando se acerca demasiado al otro.

Sin embargo, si hay algo que me ha acompañado siempre entre tanta oscilación, ha sido mi amor por el séptimo arte: como ‘lonely’, he disfrutado muchísimo entre butacas  estrenos de películas de Sofía Coppola, Quentin Tarantino, David Lynch, Isabel Coixet, Woody Allen, Lars von Triers, Julio Medem, Lasse Hallström, Daniel Sánchez Arévalo y un largo etcétera; como ‘alone’, en cambio, son muchas las noches sin plan alguno como la de hoy, en las que prefiero elegir la que menos me disgusta de la cartelera para visionar, a veces con gratas sorpresas, películas de prácticamente cualquier género.

Pero, será por sibarita, o por enamorado de la belleza en general, que no hay sesión sin excepción, en que haga una cuenta atrás mental deseando que el cero coincida con la atenuación y posterior apagado de las luces de la sala, para inmediatamente disfrutar hasta de los tráiler con la emoción de quien disfruta ensimismado de la magia de lo nuevo por primera vez…
 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario