domingo, 3 de noviembre de 2013

'De planos coloreados y programas que no vi.'


No hace mucho emitían en una cadena una serie que nunca vi de la que sólo recuerdo su título: ‘El Noble Oficio de la Construcción’. Supongo que sabría de su existencia por algún anuncio  o quizás una breve reseña en la guía de programación del periódico.

El caso es que se refería a mi profesión, y sonaba bien en mi mente llamarla noble, porque como a quien más o a quien menos, me gusta saber que me gano la vida aportando mi pequeña contribución a la sociedad, siempre intentando dar lo mejor de mí. Además, todo hay que decirlo, me enorgullece que en nuestro sector, constructoras e ingenierías españolas estén a la vanguardia a nivel mundial, aún a pesar de lidiar en casa con una crisis sin precedentes, tanto en la edificación residencial como en el conjunto de inversiones en obras públicas.

Os adelanto todo esto porque sin incidir demasiado en los entresijos de la construcción, como os podréis imaginar, en el día a día de la profesión pese a la gran cantidad de imprevistos, contratiempos y dificultades de todo tipo (muchas veces causadas por esta peculiar idiosincrasia patria), resulta tremendamente gratificante ver crecer día a día cualquier proyecto pasando del papel a la realidad.

Recuerdo  por ello con mucho cariño cuando, como jefe de obra, te daban tus jefes un proyecto y tras una revisión preliminar rápida en la pantalla de tu ordenador, te ibas imprimiendo un juego personalizado de planos, en los que ibas anotando con una amplia gama de colores todas tus impresiones iniciales, dudas, revisiones de textos y acotaciones, consiguiendo con ello la doble tarea de hacerte una imagen mental precisa de la obra terminada y a la vez de sentir tuya  la ilusión por construirla.

Emociones similares sentías posteriormente, al realizar una programación precisa de los trabajos a realizar, obligándote a la vez con tu empresa y contigo mismo a cumplir (y si es posible mejorar) tanto los costes y plazos parciales de las distintas fases de la obra como los totales previstos.

Y es que, esto es importante, cuando a los sueños se le ponen fechas pasan a llamarse objetivos, así que de alguna manera todo lo que he aprendido en los últimos años en mi profesión sobre esta forma de trabajar por proyectos es tremendamente útil por ser extrapolable a cualquier otra actividad o faceta de nuestra vida.

Aunque eso sí, con la enorme diferencia de que en nuestra vida personal, no nos van a traer ningún proyecto, nadie va a venir a soñar por nosotros….

Fotografía  cortesía de Carmen Pizarro. ;)


 
 
 




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