martes, 11 de diciembre de 2012

''Recuerdos del Mediterráneo''

Comenzaba la semana pasada uno de mis paseos nocturnos, cuando en la sección de economía del programa radiofónico ‘La Brújula.’ un colaborador habitual de la tertulia  comentaba el interesante algoritmo desarrollado por una profesora universitaria de la Universidad de Michigan, que permitía predecir con gran fiabilidad si una receta de cualquier página web o blog gastronómico tendría éxito.
Lo interesante, decía el colaborador, es que una vez más venía a demostrar, que si bien las personas a nivel individual somos impredecibles, como colectivo ocurre totalmente lo contrario.
Según explicaba, para la profesora la cocina era una afición inicialmente, que se convirtió en objeto de estudio tras analizar cincuenta mil recetas con más de dos millones de críticas. Trabajando sobre estos datos, ella y su equipo desarrollaron una fórmula con un 70% de aciertos en la predicción de la valoración media de una receta.
Pero lo verdaderamente interesante lo consiguieron al estudiar las combinaciones de ingredientes más exitosas dentro de las recetas y sus frecuencias de aparición. Añadiendo esta nueva perspectiva al modelo matemático, que se recoge en el mapa global de sabores (pues las preferencias culinarias, como tantas costumbres, varían por países), aumentaba la eficacia de las predicciones hasta el 80%.
Personalmente la actividad de esta profesora, además de una envidia insana por centrarse en dos de mis pasiones, matemáticas y cocina, me provoca una cierta inquietud, pues veo inevitable en un futuro próximo nuestros hábitos y preferencias colectivas diseccionadas a un nivel sin precedentes.
Junto a las recetas infalibles, no tardarán en llegar los programas de televisión con éxito asegurado, así como un variado tipo de negocios, obras literarias, musicales o incluso perfiles políticos que, siendo resultado de una fórmula predictiva, tendrán una demanda asegurada.
También me apena un poco que se pierda la sensación que cualquier aficionado a la cocina tiene cuando inventa alguna receta, que desde luego es muy similar a la que tiene experimenta alguien a que le gusta escribir cuando hilvana líneas fruto de una inspiración repentina.
Pero sobre todo me cuesta imaginar que se pierda la emoción contenida de ambos, el escritor y el cocinero, hasta comprobar que su obra ha sido del agrado del público, su público.
Como aficionado a la cocina en general, y a la repostería en particular, hace poco tuve la oportunidad de sentir esto que os cuento, pues me animé a crear mi propia receta de magdalenas, partiendo de un sabor inicial de limón y queso, al que decidí acompañar con coco y vainilla. Por aquello de que, aunque modificando existentes, era la primera receta creada por mí, decidí ponerles nombre a mis criaturitas, que desde entonces pasarían a llamarse:
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‘Recuerdos del Mediterráneo.’
·         Parte seca:
o   225 gr de harina de fuerza.
o   75 gr de harina de maíz.
o   35 gr de coco rallado.
o   180 gr de azúcar blanco.
o   115 gr de azúcar moreno.
o   1 sobrecito de levadura.
o   1 par de cucharadas de postre de azúcar vainillado.

·         Parte húmeda:
o   2 huevos.
o   2 brick de nata para cocinar (20% M.G.) de 200 ml.
o   75 gr mantequilla  (se añadirá fundida).
o   El zumo de un limón y medio.
o   Un chorrico de agua de azahar.

·         Relleno:
o   150 gr de queso crema para untar.
o    40 gr de azúcar blanco.

·         Glaseado:
o   150 gr de azúcar glas.
o   Zumo de limón hasta conseguir una textura espesa intermedia entre la miel y un batido.
La receta (para unas 12 ud medianas) se puede hacer fácilmente mezclando en un bol grande todos los ingredientes de la parte seca (es interesante tamizar la harina haciéndola pasar por un colador por el orden en que os los he nombrado), y en otro algo más pequeño los de de la parte húmeda. Una vez hechas ambas mezclas, se añade lentamente el contenido del bol pequeño en el grande, sin parar de mover y la mezcla ya está preparada.
Se rellenan los moldes de las magdalenas hasta la mitad, y se añade a cada uno una cucharada de relleno (cuyos ingredientes previamente habremos mezclado en otro recipiente pequeño), para terminar llenando completamente el molde con la mezcla.
Se hornean unos 20-25 minutos a unos 160-180 ºC en el horno previamente precalentado, y una vez listas, desmoldadas y enfriadas, se le añade el glaseado de limón que se prepara en el momento con la textura indicada.
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Si os animáis a prepararlas ya os adelanto que no necesitáis fórmula alguna que prediga vuestro éxito, lo tenéis garantizado. 

2 comentarios:

  1. Lo de las recetas infalibles ya esta hecho. De hecho, en eso se basan las cartas de los restaurantes de comida rápida de éxito. Sin embargo, la emoción consiste en descubrir platos alejados de esas recetas de "éxito fácil" y que sin embargo, deslumbran, sorprenden y encantan.

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  2. Me imagino, lo que es novedosos es el soporte matemático que se está comenzando a aplicar para radiografiarnos como masas sociales. Completamente de acuerdo contigo en la emoción de crear y ver la cara de tu público, es inigualable. :)

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