domingo, 16 de diciembre de 2012

'Desde el tablero.'

Tras mucho insistir, El Jefe, no sin pocas advertencias, cedió esa vez. En aquel momento no quedaba muy lejos la última trifulca familiar entre los de Arriba, que por ser especialmente grave, acabó con algunos exiliados a Más Abajo, aunque ésa era otra historia.
Accedió ante la perseverancia en los deseos de bajar a Abajo de algunos, pero el precio sería muy alto, puede que incluso superior al del pecado original: si querían ayudar a los de Abajo perderían su condición de seres de Arriba, olvidarían todo, se harían carne y no se reconocerían entre ellos, aunque eso sí, como los seres de Abajo, dispondrían de libre albedrío.
Al principio muchos desistieron ante la dureza de las condiciones, pero El Jefe les vino a decir que si querían jugar al monopoly, no podían seguir siendo banca a la vez. Así que tan contundente ejemplo hizo que los más osados y con ganas de ayudar a los de Abajo, bajaran a vivir al menos una vida.
Y así ha sido hasta ahora, los de Arriba se han mezclado entre nosotros, sin ni siquiera saberlo ellos mísmos, algunos triunfando en sus vidas, con trabajos de chaqueta y corbata que les proporcionaban muchas más posibilidades de ayudar; otros no con tanta suerte, bien por nacer en países subdesarrollados, o simplemente por mala fortuna, acababan viviendo en la calle una vida de penurias.
Pero en todos los casos, aun si poder alterar sustancialmente las reglas de El Juego por deseo expreso de El Jefe, al menos generaban buenas sensaciones, y en muchos casos consuelo y esperanza en el resto de los de Abajo. Bueno, en casi todos, pues algunos sin saberlo eran manipulados por los de Más Abajo, que a diferencia de los de Arriba no quisieron hacerse carne, pero tampoco renunciaron a incordiar a distancia.
Por aquello de que el bien es infinitamente menos ruidoso que el mal, en Abajo había bastantes más seres provenientes de Arriba que personas manipuladas por los de Más Abajo, y aunque muchas veces parecía que los últimos iban a ganar la partida por lo llamativo de las consecuencias de sus acciones, incluso en las peores situaciones, los primeros con su respuesta firme y coordinada restablecían siempre el equilibrio.
Así que si alguna vez un desconocido te ayuda de manera desinteresada, y te saca de un gran apuro, o incluso con tan sólo una sonrisa amable o una palmada en el hombro es capaz de alegrarte el día, tal vez se cansara de ser banca ….
Pero si además, tenga la edad y condición que tenga, sientes nada más conocerle una conexión extraña y especial que no sabes explicar, tal vez os cansasteis los dos ….


2 comentarios:

  1. Hola, Santi
    Te he dejado un premio en mi blog. Se que hay gente a la que no le interesa el tema pero a mi me ha encantado compartirlo contigo. Espero que aunque no sigas todo esto de los premios a los blog, al menos no te moleste
    Saluditos

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  2. Hola Jericó.
    Efectivamente no conocía esta cadena de mensajes, pero no solo no me molesta en absoluto si no que te agradezco y me ilusiona que te hayas acordado del mío.
    Te sigo.
    Saludos. :)

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