domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Te comerías a tu gato?

Repasaba una noche de esta semana mi ‘time-line’ de twitter, cuando encontré por casualidad una página de test filosóficos sobre la moral, tanto propia como colectiva. 
Aunque era algo tarde y estaba cansado, no me pude resistir a hacer un par de entre varios cuyos títulos eran tan impactantes como el que da nombre a esta nota.
El test  ‘¿Te comerías a tu gato?’, según lo ibas haciendo te ibas dando cuenta de que lo que se pretendía averiguar de ti era la percepción que tenías sobre algo aparentemente reprobable o incluso repugnante para algunos, y si difería el hecho de que lo hicieran otros o tú mismo. Al acabarlo comparaban tus resultados con los de los demás, y te daban una explicación sesuda sobre tus principios morales también en relación contigo mismo y con los demás.
En resumen, en éste y otros test como el de ‘¿Matarías al hombre gordo?’, de alguna manera (aunque un poco estresante eso sí), se evaluaba el nivel de coherencia de nuestra moral, algo tan poco de moda en estos días….
Y si ya nosotros mísmos tenemos serios desajustes entre lo que pensamos, juzgamos y hacemos, para qué os voy a contar cómo cambiamos cuando nos sumergimos en la colectividad. ‘Cuando las personas se convierten en gente dan asco.’, decía un antiguo compañero de trabajo al respecto.
Son cantidad la de efectos psicológicos y sociológicos los que se dan al pasar de ser personas a gente, algunos de los cuales son muy conocidos y cotidianos (el dramático ‘Efecto espectador’ es un claro ejemplo), y otros dan para echar un buen rato con los amigos y unas cervecitas.
Por ejemplo, para redactores del horóscopo y de test para revistas femeninas, incuso para  ‘algunos’ políticos, decir ambigüedades según ‘El efecto Forer’, les puede ser de mucha utilidad, pues siempre habrá mucha gente que se identifique con el mensaje.
A algún infiel me extrañaría en cambio que le cuele la excusa de ser víctima del ‘Efecto Coolidge’ si le pillan con la nueva vecina, aunque sea de aplicación a todos los mamíferos.
Y ya para terminar, ahí dejo otro efecto motivo de conversación cervecera:
Resulta que en las últimas décadas las puntuaciones de test de coeficiente intelectual subían de manera constante década a década en todo el mundo según ‘El efecto Flynn’, parece ser debido a mejoras en alimentación y sanidad.
Eso ha sido así hasta la década de los 90, en la cual se han estancado las puntuaciones…
¿Algo que decir cervecita en mano?

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