miércoles, 23 de noviembre de 2011

'Aquí encontré mi pequeña geoda.'

No es poca la gente que me pregunta qué hago viviendo solo todo el invierno en la playa, y la verdad es que intentando ser breve, a todos les respondo que aunque sólo llego de la oficina de Murcia apenas a cenar algo y a dormir, me encanta esta forma de vida.
Pese a que no solía venir mucho  a la casa de mis padres en Los Alcázares durante mis inviernos en mi época de instituto, la verdad es que tras mi estancia durante la carrera en Madrid, una de las cosas que más echaba de menos era el mar. Así que supongo que si los años anteriores apenas había ido, era porque me tranquilizaba el hecho de saber que podía volver cuando quisiera desde Pozo Estrecho (y así lo hacía incluso en bicicleta más de una vez).
Tras mi vuelta, me planteé que sería ideal poder pasear a diario por el paseo de Los Alcázares, a la hora que fuese, y cuando por fin ahorré para la entrada de mi vivienda, al tener un trabajo itinerante en aquellos momentos, no había inconveniente para establecerme en  Los Narejos, pues a veces estaría lejos, pero otras estaría cerca de mi puesto de trabajo…
Y así lo hice, y tras algún añico adicional antes de mudarme para ahorrar para muebles, voy ya para el cuarto invierno aquí…
Supongo que se me iluminan un poco los ojos cuando explico a amigos y conocidos lo bien que se está aquí los fines de semana todo el año, con un clima en general excelente y los chiringuitos siempre abiertos en un casi eterno verano…
Pero lo que apenas cuento son la suma de sensaciones que experimento noches como la de hoy, en la que en ausencia de viento y frío, con una mar absolutamente en calma, y por un paseo vacío, siento moverme en un instante congelado, dentro de una preciosa fotografía donde son compatibles la belleza del paisaje con un cierto aire nostálgico…
Siempre me han gustado las geodas, pues son una muestra más del triunfo de la belleza incluso en las más duras condiciones, como son la presión y la temperatura a la que algunas se forman, incluso en pequeñas burbujas de gas.
Posiblemente me estoy enfrentando estos años a muchas incertidumbres personales y profesionales, así que vivo cada invierno sin saber si estaré aquí el siguiente, pero mientras tanto disfruto estos paseos sabiendo que aquí encontré mi pequeña geoda…

1 comentario:

  1. Todos tenemos nuestra pequeña geoda a la que acudimos con frecuencia, bien físicamente cuando se puede o con el espíritu cuando la distancia se interpone.
    Saludos cordiales Félix.

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