domingo, 6 de abril de 2014

'Hablemos de poesía.'


         No es ningún secreto para los que llevéis tiempo leyendo este blog que tengo escasos (por no decir nulos) conocimientos de técnica narrativa. Si por el contrario sois neófitos, en unas pocas líneas lo comprobaréis enseguida.

          Será porque en esta cultura tan de siempre de los yanquis de fracasar repetidamente soy alumno aventajado en todos los campos en los que he podido emplearme, que a los variados fracasos profesionales, sentimentales, y personales en general, últimamente también estoy añadiendo los literarios.

En este sentido y ya más cerca de los cuarenta que de los treinta, no sólo no me molesta, sino que como complemento a aprender de quienes (tanto empresas como personas)  lo hacen bien en base a sus ‘FCE’ (‘factores clave del éxito’), también me interesan los ‘FCF’ (‘factores clave del fracaso’) de quienes no lo hacen tan bien, porque me parece esencial algo que estudié hace años en mi escuela de ingeniería para los materiales, la resiliencia, desconociendo en aquel momento que también se aplica a las personas, como la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas.

       Decidido también a continuar con mi resiliencia literaria, a base de presentarme con mucha moral pero sin ningún éxito hasta la fecha a unos cuantos concursos de relatos, me gustaría compartir con vosotros un reciente descubrimiento interesante que he hecho entre el penúltimo y el último fracaso: el verdadero sentido de la poesía.

           Echando una ojeada a esta ventana al mundo que es internet en busca de la receta mágica para escribir microrrelatos (con la osadía de no haber leído antes), encontré entre los variados blogs de escritores, uno que se despachaba en trece jugosos consejos bastante interesantes en general, de los cuales el segundo me maravilló:

‘2. Acción, acción, acción. Sólo los genios conciben micros eficaces empleando la inmovilidad. Si no eres un escritor de genio, y no puedeshttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png resistirte a la inmovilidad, dedícate a la poesía, la pintura o la fotografía; o a construir edificios, que es más rentable.’(*)
            Con la lección aprendida de mi anterior fracaso a partir de de los consejos de una excelente escritora murciana, acerca del delicado equilibrio entre el tiempo narrativo y la extensión del relato, con estas anteriores frases que he transcrito literalmente descubrí algo casi mágico: si escribes no puedes pretender encorsetar un tiempo narrativo muy extenso propio de una novela dentro de un relato, ni por el contrario resulta adecuado escribir escasas líneas sobre un breve instante en el que no hay apenas acción, lo que en definitiva es… poesía.
          
             Continuando con el amable consejo nº2 y obviando el simpático hecho de que ya me he probado construyendo edificios, haciendo fotografías o pintando cuadros, me apasiona el concepto que tiene el autor de las anteriores líneas. Si para él, la poesía es la descripción breve de la inmovilidad, queridos amigos lectores tengo el gusto de deciros que la podemos encontrar por todas partes.
               
              Así, en este excelente domingo que ahora acaba y que he disfrutado con buenos amigos, he encontrado poesía en  tener que guiñar los ojos ante un sol de justicia y una incipiente brisa marina, en la escarcha de las jarras de cerveza helada, en las sonrisas sinceras de quien se alegra al verme, en el profundo carmesí del buen vino compartido….

             Y a vosotros….
¿Os gusta la poesía?        
            

(*)Fuente;  ‘Trece consejos para escribir microrrelatos’, Blog de Orlando Romano: ‘La nave de los locos.’.

4 comentarios:

  1. Hola Santi:
    Una vez mas ha sido muy atrayente lo que has escrito.Verás, a mi particularmente nunca me ha interesado la poesía y al leer tu comentario resulta que acabo de descubrir que toda mi vida he vivido o he intentado vivir la poesía y por supuesto me ha gustado mucho todo lo referente al estado poético.!!!!VIVA LA POESÍA!!!
    Te doy las gracias por haber hecho posible este descubrimiento.

    ResponderEliminar
  2. Perdona cuando estaba haciendo mi comentario me han llamado por teléfono y no me había despedido y también decirte, una vez mas, que continúes compartiendo con nosotros todo lo que te apetezca contarnos y que yo ,particularmente,agradezco mucho.
    Un abrazo.
    Carmen P.

    ResponderEliminar
  3. Gracias de nuevo Carmen por leerme y comentar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola!
    Mucho de lo que hablar aquí de forma concisa. Fracasos, resiliencia -preciosa palabra- y para mi la más pura y abstracta de las artes: poesía. Casi nada.

    En cuanto a los fracasos, una sociedad que basa su éxito solo en el éxito profesional y material es una sociedad pobre. Se olvida el lado de la educación emocional, que es por el que van a recordarnos: esa buena gente tan difícil de encontrar. Los fracasos son puertas abiertas al cambio o a la forma de pensar y/o de vivir.

    Resiliencia literaria, ¡vaya!. Aquí sí que veo soluciones. Como en cocina, existen recetas y es que para hacer soufflé antes hay que aprender a hacer un básico. Eso creo que tanto profesores, por un lado, como lectura, por otro, puede ayudar al éxito y no es tanto ganar un premio, sino el hecho de saber que algo está bien elaborado. Igual eres un genio escondido, qui lo sa? Hay estupendos autores de microrrelatos como Monterroso o Ana María Shua. Sigue en tu empeño, resiliente.
    Como lo mío es la poesía, aquí estoy, con ganas de contestar a esta entrada desde hace tiempo. No trato de entender qué es, pues como tú dices, está en todas partes. Hay que tener esa mirada líquida para encontrarla y envolverse en ella. No todas las personas tienen esa capacidad de ver rojos musicales en los ocasos ni luz en los ojos de una persona. Hay algo que me incordia un poco en las personas que no leen poesía y es dar por hecho su dificultad. Entiendo que a muchas personas les encante Benedetti -sencillo de leer- y olviden al críptico Paul Celan. Hay que dejarse llevar por las palabras mucho más allá de lo que nos quieren decir, navegar en las sensaciones y en las emociones. Entenderla es un valor añadido. Mi antiguo profe no estaría de acuerdo, pero me da igual. Para llegar a las personas hay que emocionarlas y creo que la belleza de una composición, por el simple hecho de no entenderla, no se puede obviar. Será que por carácter, ante lo difícil me crezco, ja, ja.. Hoy me quedo con la poesía de un árbol con un amarillo intensísimo en Madrid Río y su belleza detenida.
    La arquitectura, la escultura, la pintura y la música pueden tener poesía pero este arte las contiene a todas y no al revés. Quizá el caso de la música es más discutible.

    Un abrazo.

    Nines.

    Nines

    ResponderEliminar