martes, 22 de abril de 2014

'Agua del grifo.'


                Mis escapadas de senderismo ya sean por nuestro país o por otras naciones europeas, no sólo me suponen una necesaria desconexión de la rutina. Al perderme por unos días para caminar por espectaculares paisajes compartiendo experiencias con unos cada vez recién conocidos compañeros de viaje,  tengo la extraña y a la vez  emocionante sensación de volver a comenzar.

                A pesar de siempre vivir momentos memorables durante esas jornadas de suelas desgastadas, sudor, cerveza fría, y vida contemplativa, no exento de incertidumbres previas, me gusta llevar un par de amuletos siempre conmigo. Son como el mando de eyección de los aviones caza, pues pienso que si algo se torciera, siempre me sacarán de cualquier apuro.

                Nunca los he usado para tal fin, por haber disfrutado intensamente cada uno de mis viajes, pero será porque en mi rutina habitual dedico a la lectura mucho menos tiempo del que me gustaría, que cada vez que marcho, leo con fruición, casi devoro, cada una de las páginas de los libros que me llevo, ya sea en autobús, en las escalas entre aeropuertos, o incluso tras las obligadas visitas nocturnas a los bares de los lugares que visito.

                Como un elemento más a decidir en la planificación de mis viajes, tengo mis autores y géneros preferidos para acompañarme. Entre ellos destaca últimamente Haruki Murakami, el escritor japonés contemporáneo más reconocido a nivel internacional. A punto de completar la lectura de la totalidad de su bibliografía, disfruto comprando sus obras en bolsillo y reservándolas durante meses para leerlas íntegramente en el transcurso de la próxima aventura.

                Me gustan particularmente sus obras porque sus protagonistas viven en mundos interiores muy desarrollados, y como no podía ser de otra manera, a lo largo de los años, e incluso décadas viven y sienten con gran intensidad amores apasionados, enmarcados en un realismo mágico (a veces directamente género fantástico), en los que no faltan multitud de alusiones a obras musicales de todos los géneros, recetas orientales, y obras literarias.

                Además, en el particular universo del escritor japonés basta un pequeño detalle, un guiño de la realidad, para llevar a los personajes a otros escenarios  tremendamente parecidos, casi indistinguibles, pero diferentes en esencia de aquellos en los que transcurren sus muchas veces opresivas rutinas.

                Intentando entenderle, ya que muchas veces esos mundos viven en el interior de sus personajes, me intereso cuando viajo en apreciar cada pequeño detalle de las experiencias que vivo, tanto emocionales como sensoriales. De manera que ya no se me hacen raras cosas como que el agua del grifo me sepa fenomenal, que los horarios de algunos países varíen sensiblemente, o que los motivos de mis desvelos, o mis ansias de más tiempo para mí y en definitiva, de vida, sean tremendamente frecuentes entre aquellos con quienes  por unos días comparto atardeceres.

                Y tú… ¿Lees?¿Viajas?




2 comentarios:

  1. Ya que no te acompaño en esas caminatas dame el primer titulo para empezar a leer a este caballero

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  2. Yo comenzaría por 'Al Sur de la frontera, al Oeste del Sol.', y si te gusta pasa a 'El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas.' o la excepcional '1Q84.'

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