lunes, 15 de julio de 2013

‘Petu 2.0.’


 
               Parece que fue ayer.

                Estábamos todos nerviosos, pues iba a aparecer en este mundo unos días antes, y creo que lo hizo aposta, le dio por aparecer quince minutos antes del día de su santo, como lanzando el mensaje de que podía haberlo hecho si le hubiera dado la gana.

                En el momento de nacer lloramos a la vez, aunque ella poco, es más de observar; y yo embargado por la emoción de tener un pequeño mamífero más en la familia después de tantos años.

                Pasaron los meses, y desde bien pequeña la calé enseguida, tendría tres o cuatro meses cuando ya la miraba fijamente y le decía ‘Mmmm a mi no me engañas.’, y ella me respondía con la mirada muy seria y me decía ‘Me has pillado tito.’, razón por la cual aunque apenas la veo, quizás soy de los que más le riñe cariñosamente.

                Según declaraciones textuales de su pediatra, Petu ‘va ser una líder’, porque al igual que conmigo, en los reconocimientos, no le llora, le intenta coger el instrumento de auscultación que lleve y le sostiene la mirada.

En casa no sabemos si la genética ha sido tan generosa y si llegará a tanto, pero también es verdad que como cualquier niña de su edad, tiene un potencial infinito, así que me gusta imaginármela en el futuro como si fuera una colección de muñecas: ‘Petu doctora.’, ‘Petu exploradora.’, ‘Petu cooperante.’….

También me la imagino de adolescente, y me encantaría estar cerca diciéndole que sus padres no son tan carrozas y que las discusiones que con ella tengan serán por su bien.

De momento y con dos años recién cumplidos ya va pareciendo una personica, bastante trasto y testaruda por cierto, pero a la vez nos ha ganado a todos siendo muy cariñosa y alegre. Por más que nos lo preguntamos no encontramos en las dos familias ascendiente tan travieso, y es que, desde que comenzó a caminar disfruta especialmente de llenarse la boca de agua y hacerle la fuente a cualquiera que encuentre en su radio de acción, además si es a su querido Tito Pi durmiendo la siesta, aún se ríe más fuerte.

Entretanto, la intento sobornar con chocolate y como al perro de Pávlov le he creado un estímulo condicionado, con tanto éxito que cuando le preguntan: '¿Qué te trae el tito?', responde alegre y muy expresiva: ’Bombón.’, y en general me funciona, aunque no me he librado de que algún día se haya hecho las uñas en mi cara. Serán gajes del oficio de tito primerizo.

Bueno, no babeo más de sobrinica, con Petu no he sido padre, pero ya sé lo que es no imaginarme la vida sin ver crecer una parte de ti  fuera de ti.

 
¡Felicidades Carmen!
 
 


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